Hace unas semanas, la arquitecta Carolina Fonseca visitaba el Parque Nacional Alerce Andino, ubicado en el corazón de la Reserva de la Biósfera Bosques Templados Lluviosos de los Andes Australes, para revisar el proyecto que la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Sebastián (UUS), donde levantan un moderno sendero para visitar este santuario de la naturaleza.
Pero la actual directora de la carrera de Arquitectura de dicha universidad en la Sede de la Patagonia (Puerto Montt) notó algo que le llamó la atención: la presencia de una cantera próxima al parque. Un aspecto que la profesional le presta atención, al ser uno de los tipos de contaminación que la industria de la construcción genera, en este caso por el ruido para la obtención de las materias primas, con impactos en la biodiversidad de los entornos.
Fonseca asegura que diversas cifras indican que la industria de la construcción es responsable del 40 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) al planeta, de los cuales un gran porcentaje está dado por los desechos sólidos de la construcción, y otros por la contaminación de aguas en las distintas etapas del proceso de edificación. Las consecuencias son variadas, desde la degradación de los suelos, la contaminación de las aguas, hasta la emisión de polvo por la obtención de materias como el yeso o el hormigón.
Pese a que la tecnologización de las industrias ha crecido en los últimos años en áreas como la medicina o el automovilismo, Fonseca considera que la construcción cuenta con una oportunidad aún no masiva al acceso a materiales que pueden tener un impacto ambiental en la huella de carbono, que en algún momento pudiera acercarse a cifras carbono-neutrales.
En ese sentido, los avances en la construcción industrializada de casas ecoeficientes ha crecido enormemente en otros países, siendo ejemplos de masificación los casos de Australia, Estados Unidos, o España, que en 13 años desde su acceso a este tipo de construcciones, en 2021 la compraventa de viviendas alcanzó un incremento de un 40,6 por ciento en comparación con 2020, alcanzando las 53 mil ventas.
Las casas del futuro
Los proyectos de casas prefabricadas se multiplican como una solución de vivienda. Por ejemplo, en Estados Unidos, empresas como Amazon y AliExpress las venden para ser armadas por sus compradores, mientras que en Alemania las viviendas llegan a ser multifamiliares, con capacidad para varios integrantes.
En Chile, en tanto, existen proyectos de la mano con empresas de renombre como Masisa, quienes durante los últimos años han equipados containers listos para llegar a ser ensamblados en España; o el caso de startups locales, como Rukann.cl, que buscan solucionar la rapidez y solidez de la vivienda bajo el concepto de Biosmart, apuntando a construir con materiales que aporten a la sostenibilidad.
Samael Vásquez, ingeniero en construcción, fundador y gerente de operaciones de Rukann, asegura que parte de sus ventajas yace “en la menor demora en construir este tipo de casas, que consta de tres meses, pudiendo contar con paneles solares, captación de agua, reutilización de la misma, invernadero y piscina”.
Por su parte, la arquitecta Carolina Fonseca afirma que “el proceso de industrialización de dichas casas cuenta con controles de procesos que garantizan la calidad de sus componentes, reforzando el uso de materiales que perduren con el paso de los años”.
Apuntando hacia lo local, la académica USS visualiza la posible industrialización de viviendas en el país, que podría ayudar de manera significativa a resolver los déficit actuales; pero, sobre todo, a que las viviendas que se entregan sean de alta calidad: “Con las posibilidades de transformación que tiene la madera y las costumbres de habitar que existen en el país, sobre todo en el sur, existen factibilidades técnicas para que las familias lo consideren una opción viable, acompañado de un diseño bajo criterios de modulación y estandarización, lo que haría que el mantenimiento de un hogar ecoficiente hecho a base de madera sería mucho más fácil”.
Ante su posible masificación para enfrentar problemas habitacionales, la profesional declara que el concepto de eficiencia tiene que dirigir el desarrollo urbano del conjunto de viviendas, pensando que el habitar tiene que ser ecoeficiente. Fonseca considera que Chile ha avanzado en la escala de la industrialización de la vivienda, mientras los desafíos por resolver están en la elaboración de políticas públicas asociadas que integren el componente de industrialización con ecoeficiencia.
El desafío de las universidades
En cuanto a la presencia de arquitectos titulados con el conocimiento para enfrentar este auge que vive la vivienda prefabricada, la académica de la USS señala que “la prefabricación y la industrialización no son elementos principales de los programas de las escuelas de arquitectura del país. Por eso, las instituciones de educación superior debemos acoplarnos a este proceso de cambios para que los profesionales tengan las herramientas a la hora de llegar al mercado laboral”.
De este modo, la USS ha incorporado el tema de la fabricación e industrialización en cuarto año de arquitectura desde 2019, siendo uno de los componentes del área de construcción, mientras desarrollan una experiencia con el TEC de Monterrey (México) en el taller de diseño integrado, abordando una serie de proyectos de vivienda con criterios de industrialización y fabricación para la autoconstrucción; o sea, para que las personas puedan construirlas sin ser expertos.
Actualmente, la USS pasa también por una revisión curricular a nivel de la Facultad de Arquitectura: a partir del 2023, la ecoeficiencia e industrialización serán seriamente estudiados en la escuela. Los temas de coordinación BIM -articuladores de la arquitectura con los aspectos de ingeniería y especialidades sanitarias en un mismo proyecto-, modelado paramétrico en general, industrialización y de fabricación para la sustentabilidad son todas materias que el nuevo perfil profesional del arquitecto USS podrá incorporar.
Ante ello, Fonseca agrega: “No necesariamente se han modificado todas las mallas curriculares en esa línea y, por lo tanto, los profesionales no salen al mercado laboral con suficiente capacitación en el área”.
Samael Vásquez, en tanto, comparte la idea de la académica de la USS, arguyendo que ha habido un fuerte estímulo por parte de las casas de estudio, respecto a impartir ramos académicos con los que se enseña el importante diseño térmico y de eficiencia. “Es grato ir mirando hacia atrás y ver que han mejorado tanto el diseño y calidad de casas construidas en base a prefabricación y modularidad”, relata.
En tanto, sobre si la industria está prestando atención a estos avances, Fonseca concluye: “Hay una relación directa de trabajo entre quienes proyectan y quienes producen. Es destacable el caso de la Cámara Chilena de la Construcción, institución que se impuso como meta poder incorporar en todas las tramitaciones de proyectos su presentación en programas de modelado paramétrico de aquí al 2025, lo que significa un paso importante para la prefabricación de viviendas como una opción segura y moderna para los nuevos hogares”.
Fuente: Ricardo Olave – La Tercera